Desde su creación en 1919, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha sido un motor de transformación social. Nacida bajo el Tratado de Versalles tras la Primera Guerra Mundial, la OIT se ha consolidado como un referente mundial en la lucha por mejorar las condiciones laborales y garantizar los derechos fundamentales de los trabajadores.
La OIT fue creada con el objetivo de garantizar que la paz mundial y duradera se base en la justicia social. Sus primeros logros incluyeron la implementación de la jornada laboral de ocho horas, la protección de la maternidad y la prohibición del trabajo infantil. A lo largo de las décadas, la OIT ha mantenido su compromiso de mejorar las condiciones laborales globales, colaborando con gobiernos, empleadores y trabajadores para lograr este objetivo.
Misión y Objetivos
La OIT se enfoca en cuatro objetivos estratégicos fundamentales:
- Promoción de las normas laborales internacionales.
- Impulso del empleo digno y oportunidades para todos.
- Extensión de la protección social.
- Fortalecimiento del diálogo social
El Rol del Diálogo Social
Una característica única de la OIT es su estructura tripartita, donde los gobiernos, los empleadores y los trabajadores colaboran en pie de igualdad para formular políticas y programas que aseguren relaciones laborales justas y armoniosas.
La OIT sigue siendo una institución esencial en el mundo laboral moderno, promoviendo condiciones de trabajo dignas y apoyando los derechos de los trabajadores en todo el mundo. Hoy, más que nunca, su labor es fundamental para enfrentar desafíos como la desigualdad, el trabajo infantil y el empleo precario en una economía globalizada.
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